I
Soy prisionero del viaje
La tierra que dejé
se diluía en las manos
La casa
en estado de sitio
era inhabitable
Le crecieron muros
ALTOS
hasta para ser franqueados
por la imaginación
Olvido
te escucho latiendo
(animal predador)
en los recuerdos
No soy de este puerto
que parece mi destino
Es tierra provisoria
inventada
en el territorio ideal
de mi infancia
II
Se sabe
Es imperativo inventar
cerrar las calles
instalar una batería
que resuene
en nuestros tímpanos
que reviva
en nuestros pies
que reviente
en nuestros músculos cardiacos
una noche de reencuentros
en que cantemos
lo que nos regale la memoria.
III
Ando
hacia la ciudad que soporte
el específico peso de mis pies
en su asfalto
Ando
hacia ese punto
donde la brújula
indica
para llegar hay que retornar
pero no devolverse
Ando
IV
Esto no es estar perdido
El que se pierde
llora
piensa en los lobos que lo engullirán
cada noche
atraídos por su desamparo
El que se pierde
mira a los lados
aguarda un milagro
Cree reconocer
una caminería
una piedrecita
una constelación de hormigas
Oscila
de la resignación al optimismo
El perdido
se acuesta
busca una posición favorable
para recibir a la muerte
Le da nombres familiares
a lo desconocido
escamotea los miedos
finge el encuentro
V
Esto no es estar perdido
Es habitar la carretera
partir eternamente
llegar
y no llegar
todos los días
El territorio dejado
(su nítida nostalgia)
el desembarco
(su utopía)
me baila en las pupilas
Esto es moverse siempre
para no pudrirme
con los cadáveres del pasado
ni con los del futuro
Esto es perseguir mi cabeza
volada en la última
explosión de la ciudad
Esto es no dejar
que se seque el cemento
que los monstruos inventados por otro
me pusieron en los pies
Es ser pasajero intranquilo
navegante perpetuo
prisionero del viaje
Del libro "Crónicas del exilio" (2004)
Foto: Nelson López